domingo, 26 de junio de 2011

3.- El tercer dilema ético lo constituye la forma en que se consiguen los clientes. Al respecto sucede que hacen un “puerta a puerta” buscando e incitando la judicialización del conflicto. Así mismo ocurre en un “evento” en el cual entregan informativos y conversan con la gente de la comunidad promoviendo el conflicto. Afirmamos que desde el punto de vista ético, esta actuación merece una serie de reparos. Consideramos que no puede ser esa la forma en que un abogado consiga sus clientes ni sus casos, pues no es ésta la manera como se debe relacionar con la comunidad. Es relevante recalcar el sentido de abogados con interés en la dignidad de la profesión. Consideramos que la profesión jurídica no puede ‘venderse’ como un producto en el mercado y que deben existir parámetros deontológicos seguidos por quienes ejerzan la abogacía. No puede ser el interés económico lo más importante, porque lo que está en juego no son productos o servicios cualquiera, sino la justicia y la aplicación de normas que constituyen la unión política de una nación y su legitimidad. Cabe recalcar que en el caso concreto, nuestra opinión se ve matizada dado el hecho ineludible de que la injusticia producida en esta situación era enorme, y habían sido engañados por la empresa con anterioridad. Así, podemos ver que había una necesidad de informar temas que no eran propios de la profesión, tales como la incidencia del cromo hexagonal en la salud de una persona, así como que ese era efectivamente el cromo utilizado. Finalmente, en la película nadie ve el problema ético y no solo es aceptado, sino que además es funcional.



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